El mar de los naufragios: reseña de Lucho Zúñiga

EL MAR DE LOS NAUFRAGIOS: RESEÑA DE LUCHO ZÚÑIGA

Por Lucho Zúñiga

La carátula de El mar de los naufragios (Eureka, 2015), de Diego M. Eguiguren, muestra a un joven que sobrevive encima de un peñasco, protegido por una caja, en medio del mar.

Después de leer las dos secciones del libro, «Naufragios» y «Desde ninguna parte», agrego dos personajes imaginarios a la carátula: una musa anciana y otra joven. La anciana prefiere los versos más sombríos del náufrago, como aquel donde decide apostar sus cenizas en busca de respuestas, o convocar a «actores de películas de amor / varados al amanecer» perdidos al igual que él en su peñasco. La otra musa, la más joven, es la que prefiere los versos que otros poetas y cantantes repiten: «Musa de genios / sublime mujer / baño noviembre / con versos de ti». Esto enfurece a la anciana que le recuerda, una y otra vez, que él también fue capaz de convocar atmósferas cantando «la cálida muerte en que nací», palabras que van formando la «caja» protectora encima de esa isla de piedra.

La síntesis de la lucha entre estas dos musas se revela con claridad en la última estrofa que cierra «Naufragios»: «Y ahora estoy aquí / en ninguna parte / escribiendo poemas / que no lee nadie». Entonces, más que frente a un poemario, estamos frente a la misma peripecia vital de su protagonista que dice: «Y yo / vestido de negro / leo mi biografía / en un libro de páginas en blanco»; es decir, que no le teme a la conciencia del fracaso, del silencio de aquel que no fue escuchado, silencio que necesita con urgencia el alimento de imágenes poéticas.

La musa joven celebra cuando el poeta declama y lo obliga a olvidar a la anciana que aborrece esa música. Es esa anciana que es la historia de la Poesía la que vuelve de nuevo, porque sabe que la lucha da frutos en el tiempo.

Ese momento en que el yo poético dice regresar «de un oscuro letargo a la cabaña gris de mi presente» para sentenciar en la última línea del libro «pido perdón por existir» es cuando nos damos cuenta de que el invierno de Eguiguren es en verdad un autoexilio. Su propuesta es no tener miedo en decirle al lector cómo son las canciones de su mundo subterráneo, esos «poemas que nadie lee» escritos desde «ninguna parte».

Y la anciana de la Poesía no olvida versos, es por eso que regresa a El mar de los naufragios que sólo existe en el mapa sensorial de Eguiguren, un lugar que promete la muerte de la falsa poesía.

ACERCA DE LUCHO ZÚÑIGA

Nació en Lima, en 1978. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado el poemario La escalera, las novelas El círculo Blum y Paseo a Caral, el libro de microrrelatos Cuatro páginas en blanco y el relato infantil Emily y la niña de la lámpara.